lunes, 2 de mayo de 2011

El miedo de un padre

Mientras camino, pienso en mi mundo, en mis cosas, que son muchas. Hace 7 meses mi madré se murió y yo andaba con sus cenizas bajo el brazo todo el tiempo. Pensaron que estaba loca, y aquí estoy, en un centro de salud mental. Mi familia no me visita porque me teme y tampoco me visitan mis amigos por el mismo motivo. Mi único amigo ahora mismo es mi osito de peluche, Suerte. Até todas las mantas que tenía en mi habitación y cuando no había nadie fuera até un extremo a un hierro que sobresalía del suelo de mi habitación. Las tiré por la ventana y bajé por ellas. Corrí con mi madre bajo el brazo. Llovía y mi ropa estaba empapada, los pajaros protejían a sus polluelos, el viento azotaba las hojas de los árboles, la gente dormía... y yo echaba mucho de menos todo eso, en especial el ruído que hacen las gotas de agua al chocar con el suelo. Timbré a mi casa y no me abrieron, entonces dormí en el jardín. Volví a llamar varias veces y, como mi padre me tenía miedo, se asomó por la terraza. Levanté la cabeza y una lágrima de mi padre cayó al suelo. Rápidamente me abrió la puerta. No tenía miedo a las consecuencias porque yo era su hija, lo soy y lo seré.
Conclusión: A un ser querido no se le deja a parte, sufre el y tú. Porque quedarán sus recuerdos grabados en tu mente, porque sabes que el te recordará y lo está pasando igual que tú y puede que peor. Nunca te olvidarás de la persona a la que quieres haga lo que haga, porque siempre estará allí, en tu corazón.

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