sábado, 2 de abril de 2011

Mi vida como una zapatilla vieja

Soy una vieja zapatilla de talla 36. Por lo menos, debo de tener 50 años y aún así, sigo metida debajo del sofá llena de polvo. Aún recuerdo cuando era joven. Hacía tantas travesuras.
Pero claro, lo que pasó es que a mi dueña le creció el pie y se olvidó de mí. En aquella época, mi dueña, debía de tener 9 años. Poco a poco le fué creciendo el pie, y yo me iba destiñendo.
Un día, me tiró al suelo y se fué a comprar otras zapatillas de marca llamadas "Bio Relax".
Desde que se compró sus super zapatillas no la volví a ver y supongo que habrá hecho lo mismo con las otras zapatillas.
De repente, ví que algo me agarraba. Me habían descubierto, que bien. Recapacito, ahora mismo estoy en un cubo de basura. Se hizo de noche y me dormí.
No me tenía que haber dormido porque he despertado en un basurero. He recorrido unos metros para ver el territorio y han aparecido más zapatillas. Lo peor de todo fue, encontrar una zapatilla, una igual que yo del pie derecho, era mi pareja. Yo ya no era única en mi "especie".
Poco a poco, me fuí acostumbrando a ese lugar. No era tan malo como estar debajo de un sofá toda aburrida y llena de polvo durante 50 años.

Tania Barreiro Otero

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